viernes, 16 de septiembre de 2011

Señores tan vacíos que lo tienen que llenar todo de ruido

De un tiempo a esta parte se viene observando la proliferación de individuos e individuas con los que compartimos tranporte público y que han tenido a bien compartir con nosotros sus (por lo general, dudosos) gustos musicales. Hace un par de meses, el gratuito 20minutos incluso se hacía eco.

Lo que me ha movido a hablar del tema fue un individuo que amenizó mi trayecto a Torrejón a primeros de semana, como ilustra la siguiente foto: 
 Esta la pongo para ilustrar que el fenómeno se extiende ya más allá de los tradicionales canijos con pinta de estar disfrutando de un permiso carcelario que todos tenemos en mente. En esta ocasión no era ni reaggeton, ni música para perrear, ni una cantadita de rabiosa actualidad. Admito que el sujeto escuchaba algo de una cierta calidad, ya sugerí en facebook la posibilidad de que anduviera apasionado por el R&B fruto de su apareamiento (no necesariamente gratuito) con una muchacha de color durante el fin de semana.
Como se puede observar yo iba sentada detrás del inefable, y aseguro que era imposible de todo punto concentrarse mínimamente en la lectura porque el volumen de los auriculares daba hasta para entender la letra. 
¿Prohibe el reglamento de transporte de viajeros propinar una colleja a los usuarios ineducados? 
Llama la atención en todo caso que, ante semejantes intromisiones en el espacio vital, nadie diga nada, por miedo a la reacción del personaje, y porque nos sabemos solos ante el peligro y rodeados de personas que mirarán a otro lado (no nos engañemos, en otro momento igual somos nosotros los que escurrimos el bulto)... sirva esta pequeña anécdota matutina como reflejo de lo que somos hoy día como sociedad.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Sobre perropastas y/o gafaflautas

Este mes de agosto que acabamos de dejar, amén de caídas bursátiles, peregrinos, olas de calor y fiestas populares (¿será todo esto un preámbulo de las plagas bíblicas?) me ha supuesto una cierta cantidad de viajes en el transporte público de Madrid (ahora que lo pienso, igual eso sí que es un castigo), especializándome en el 34, que completa el recorrido desde Cibeles (con permiso de la autoridad competente, o autoridad a secas) a  General Fanjul. Guiris que venís a Madrid: nada del CityTour, ¡esto sí que es ver la capital en su salsa!
Entre lo largo del recorrido y del vehículo en cuestión, y que la revista de Historia no es para leerla a 40 grados, resulta de lo más entretenido ir viendo qué o quién te acompaña, por lo que ya andaba yo con ganas de compartir estas experiencias.

Estas dos imágenes reflejan dos de los momentos más divertidos: abueletes dándolo todo con señoritas de origen REcatado.
Lamentablemente, hoy he sido testigo de un comportamiento mucho menos sano y desenfadado. Me subo al bus hace un rato en los aledaños de Atocha, así que comparto excursión con numerosos rebotados de la manifestación de hoy (que según la prensa debe ir de lo mismo que todas últimamente). Desde la tolerancia, un individuo que ronda la cincuentena y porta un palo hasta el techo del bus, comenta con otro respecto de la pancarta que había llevado en la manifestación (ni rastro en ese momento): "al que no le guste lo que pone, ya sabe para qué es el palo". El otro le jalea, jactándose además de que ayer a punto estuvo de "cargarse un kiosko" porque no tenía a la venta banderas republicanas y sí "de las de España" entiendo que se refiere a las constitucionales. Ambos no tienen mucha pinta de haber leído a Zizek  ni casi casi de haber leído nada desde el parvulario, pero se muestran firmes partidarios del "mientras más alto lo diga, más credibilidad tendré". Resumiendo: soy muy tolerante contigo, siempre y cuando pienses como yo. Y de paso, lo muestro a voces para no dejarte leer tranquilamente y adquirir otros puntos de vista. Y ya como guinda, muestro mi proletarismo comentando la cantidad de sitios en los que he estado este verano, así, desde la solidaridad con los parados...Creo que queda sobradamente explicado el título del post, aprovecho para hacer público el origen compartido de ambos conceptos.
¿Quién se apunta a tener de verdad criterio propio, sea cual sea, y saberlo defender haciendo verdadero uso de la dialéctica?
Tranquis, otro día seré más frívola y graciosa... hoy es que tanta agresividad e ignorancia latentes no me dejan.